amor

ERES LIBRE

Aquello en lo que no crees, no puede darte miedo.

Si crees en la escasez en cualquiera de sus formas, entonces la escasez tiene el poder de asustarte. Si crees en la enfermedad en cualquiera de sus formas, entonces la enfermedad, no solo es capaz de asustarte, sino también de materializarse. Sin embargo, si no depositas tu fe en ninguna de las dos, entonces, ninguna de las dos puede tener poder sobre ti. Aquello en lo que creemos determina, no solo lo que experimentamos, sino también lo que sentimos.

El punto de partida, el inicio de todo y de cualquier cosa, el origen o la causa siempre se encuentra en la mente. Ella representa el lugar del que todo surge, es nuestro medio para crear. Es en la mente donde todo comienza y desde ella es desde donde vamos a materializar nuestra realidad. Modificar cualquier aspecto de nuestra vida implica acudir a la mente y ver qué es lo que está ocurriendo allí. Ahí es donde nosotros podemos intervenir, ahí es donde podemos, de verdad, empoderarnos y convertirnos en creadores conscientes de nuestra realidad. Disponemos de capacidad para escoger qué pensar y en qué creer. Lo que creemos es nuestra elección, más o menos consciente, pero nuestra elección. Somos completamente libres de elegir creer en lo que queramos y el tipo de pensamientos que elegimos, depende ,en última instancia, del tipo de relación que sostenemos con nosotros mismos.

Somos duales, y por eso solo somos capaces de crear dos tipos de pensamientos: de amor y de miedo. Nuestros pensamientos de miedo representan la ausencia de amor que hay en nuestro interior, en los recovecos de nuestra mente, en las profundidades de nuestro inconsciente. Esos pensamientos son una llamada de auxilio, una petición desesperada de amor y compasión. Los pensamientos de miedo brotan para ser observados, para que los miremos, nos desidentifiquemos de ellos y dejen de provocarnos reacción. Los pensamientos de miedo surgen para que, en vez de miedo, les demos amor.

Los pensamientos de amor abren las puertas de nuestra consciencia y son el medio para manifestar lo Divino que hay en cada uno de nosotros. Un pensamiento de amor me permite despertar sentimientos elevados, frecuencias que conectan con la vibración del Alma, de esa chispa sagrada que todos tenemos en nuestro corazón y que participa del Alma Universal. Los pensamientos de amor nos permiten trascender los pensamientos del ego. Los pensamientos de amor son los catalizadores para despertar la imaginación, ese gran poder creador, y para, progresivamente, ir dejando espacio para que nuestra Mente Uno se manifieste.

Estoy aprendiendo a mirar los pensamientos desde arriba, a observarlos, a ver su impermanencia, y eso me lleva a descubrir que dentro de mí sí hay algo inmutable, permanente, que nunca cambia, que, a mí y a ti, nos hace sagrados e inmortales.

Te invito a que, si te apetece y puedes, reflexiones sobre la relación que mantienes con lo que piensas.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Andy Do

Photo by Andy Do

ALUCINAR

Quiero que me elijas y que nunca me necesites. Que seas muy feliz sin mí, pero que conmigo tu vida no tenga límites.

Quiero que hayas aprendido a quererte y a cuidar de ti como mereces, que no busques cubrir espacios ni ratos, que no te sientas carente. Quiero que, juntos, podamos crecer y convertirnos en lo que solos nunca podremos ser. Quiero tener el privilegio de quererte, y el suficiente espacio dentro de mí para apreciar la forma que tú tienes de quererme.

No quiero que seas mi mitad, no quiero que solo valgas una parte. Te quiero de forma completa, con tus luces y también con tus sombras. Quiero que tus imperfecciones sean solidarias con las mías, y si pueden, quiero que se hagan amigas. Yo no quiero que cambies ni que seas algo distinto de lo que eres. Yo quiero quererte y alucinar con lo que tú me quieres.

Quiero que los abrazos sean nuestra forma de alimentarnos, los besos nuestra manera de encontrarnos y las sonrisas la clave para transformarnos. Quiero que la pasión nos hable y nos recuerde que estamos enlazados.

Quiero que te sientas libre y que no te pongas límites, que creas en ti, y que si te caes, recuerdes que yo estaré allí por si quieres ayuda para levantarte. Quiero que cuides de mí, y me muero de ganas de cuidarte. No quiero definirnos, sería quitarle poder a lo que sentimos. Quiero que nunca dejemos de descubrirnos.

Quiero elevarme por encima del tiempo. Quiero vivir con intensidad e insistencia, sabiendo que los malos ratos y las dificultades también forman parte. Quiero que mañana no esté en nuestra agenda. Quiero admirarte.

No quiero que mis miedos te asusten. No quiero buscarte, la verdad es que prefiero encontrarte.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by John Hernandez

Photo by John Hernandez



CORAJE

Hazlo distinto. De verdad que puedes, y no encontrarás otro momento mejor que el presente. Sé que tienes miedo, a veces mucho y a veces menos. Tú tienes miedo y yo también lo tengo, pero eso, más allá de ser una dificultad o un problema, es una gran oportunidad. El miedo esconde coraje, valentía, decisión y capacidad de acción. Eres valiente porque tienes miedo, así que despierta, y haz que esta vez sea distinto.

Ten el coraje de ser todo lo que puedes ser y todo lo que necesitas ser. Decídete por el amor, que tu decisión no sea repetir el mismo patrón. Deja de prestar tanta atención a lo que los demás te dicen, a lo que “tienes que”, a lo que se considera correcto, y ten el valor de mirar dentro, de escuchar el sonido de tu corazón y de tu sentimiento. Eso es mucho más valioso que cualquier pensamiento. Utiliza tu miedo para ser valiente, ¿qué es lo que más te asusta? ¿lo tienes? Entonces, toma impulso y actúa. El coraje es una muestra de amor hacia nosotros mismos, y cuando el Universo lo ve en sus hijos, se pone tan contento que nos obsequia con doble ración de valentía, plenitud e iniciativa.

El coraje es la decisión de sustituir miedo por amor. Es la determinación que nos empuja a sobrevolar por encima de las limitaciones del ego y de las creencias que brotan de nuestra mente. El coraje nos da firmeza y dirección. Nos empodera.

Mostramos coraje cuando no nos dejamos manipular por los pensamientos limitantes, cuando elegimos amarnos incondicionalmente, cuando cuidamos de nosotros, cuando aprendemos a decir “no” y a establecer límites. Cuando, después de habernos escuchado, tomamos nuestras propias decisiones estamos teniendo coraje. Cuando somos responsables de nuestras necesidades, las nutrimos y atendemos, tenemos coraje. Cuando nos negamos a ser manipulados y a que nos arrastre la corriente, cuando nos permitimos sonreír, brillar y confiar estamos siendo valientes. Cuando decidimos que son mejores las gracias que las quejas, tenemos coraje. Cuando, pese al miedo, entramos en el túnel de nuestras sombras, tenemos coraje. Cuando nos atrevemos a decir “no lo sé”, “necesito ayuda”, “me he equivocado”, entonces, mostramos coraje. Cuando decidimos que la felicidad es una actitud y nos empeñamos en ser felices, somos coraje. Atrevernos a ser vulnerables esconde una gran cantidad de valentía y de coraje. Cuando deja de asustarnos lo que sentimos, cuando le decimos a la vida que estamos dispuestos a vivirla y cuando elegimos creer en nosotros mismos, somos valientes más allá de toda medida.

El coraje nos libera de la esclavitud del miedo, nos despierta, nos conecta a esta experiencia, nos hace sentir que formamos parte de ella, nos da libertad, poder y dicha. No dejemos que el miedo pueda, no dejemos que nos someta. Despertemos nuestra versión valiente para así poder vivir de otra manera.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Morgan Baudusseau

Morgan Baudusseau




¿POR QUÉ BUSCAMOS?

¿Por qué necesitamos lograr paz interior, bienestar, prosperidad o amor? Porque en algún momento, comenzamos a pensar, a aceptar y a creer en el miedo y en la limitación. Necesitamos alcanzar algo que, en realidad, siempre ha estado dentro de nosotros, pero camuflado por miles de creencias limitantes que nos han llevado a ver una realidad basada en la escasez, la falta, y el miedo.

Un Curso de Milagros, los Mayas, los Toltecas, el Budismo, los Teósofos y otras muchas filosofías esotéricas y ocultistas, tradiciones, culturas y religiones nos dicen que lo que ven nuestros ojos, los pensamientos y creencias limitantes pertenecen al mundo de la ilusión, del sueño, al mundo de lo falso, de la fragmentación, y que se puede resumir en una sola palabra: miedo.

Y claro, cuando profundizamos en esta idea de que todo lo que andamos buscando fuera ya lo tenemos dentro, suelen ocurrir dos cosas: o bien le damos espacio a la soberbia para dejar claro que eso de tenerlo todo dentro es muy bonito pero que “la realidad” es la que es, ¿o me vas a decir tú a mí que el hambre y la guerra son un sueño?, o bien sentimos mucha frustración porque no tenemos ni idea de cómo activar esa potencialidad interior.

No creo que existan fórmulas mágicas e instantáneas para lograrlo, o por lo menos yo no las he encontrado. Lo que sí sé es que es posible dejar de ver miedo, y comenzar a ver amor. Sé que es posible convertir la paz interior en un estado permanente; sé que podemos sentirnos plenos y llegar a ser todo lo que somos. Cuando conseguimos recordarnos y recuperamos la relación con nosotros mismos es cuando todo comienza a cambiar, no solo nuestra vida, sino la de los demás, pero para eso, antes debemos responsabilizarnos y trabajar. Debemos cambiar y accionar de una forma distinta, más creativa y consciente:

  • Es absurdo pensar que, teniendo ego, vayamos a dejar de mirar fuera, pero lo que sí podemos hacer es comprometernos a ver lo de fuera de una manera distinta a como solemos hacerlo, porque lo de fuera tendría que servirnos para ver todo lo que tenemos dentro. Debería ser nuestra guía para conocer nuestras partes no reconocidas y nuestras potencialidades no asumidas. Lo de fuera no es ajeno a lo de dentro. Las guerras reflejan todas nuestras guerras internas y la luz que vemos es un espejo de la capacidad para brillar que habita dentro.

  • Podemos y debemos prohibirnos los pensamientos de miedo, que nos limitan y nos encarcelan. ¿Cómo? no creyéndonoslos, perdonándonos por ellos, no dándoles atención ni reconocimiento. Necesitamos hacernos conscientes de que nuestros pensamientos son importantes, fundamentales diría yo, ya que con ellos creamos nuestras experiencias. Todos tenemos responsabilidad en esto. Todos podemos elegir qué pensar y en qué creer.

  • Pongámonos en huelga. Neguémonos a juzgar, a comparar, a retener y a especular. Dejemos de suponer, de dar por hecho, de pensar por el otro, de adelantarnos, de intentar controlar.

  • Prestemos cada día más atención a lo que no podemos ver. Cerremos los ojos. Podemos meditar, orar, respirar de forma consciente, da igual. Debemos reconocer que no todo es accionar, producir y hacer. Es necesario parar, ser y observar.

  • Lo que somos y tenemos dentro solo se nos revelará si construimos una base sólida de fe y confianza. Si sabemos depositar nuestra fe en lo que es Real, todo empezará a cambiar. Si dedicamos tan solo la mitad del tiempo que empleamos en escuchar nuestros diálogos de miedo, nuestras preocupaciones, dudas y juicios, en entregar, confiar y dar gracias, nuestra verdadera naturaleza despertará.

  • Dejemos de querer imponer nuestra voluntad y, con humildad, aprendamos a aceptar y a dejar espacio a una Voluntad superior.

  • Cambiemos nuestra actitud. Es frustrante y agotador buscar lo que existe ya, pero mi prosperidad, mi capacidad para amar, para materializar, mi paz, mi plenitud interior, mi salud me están diciendo: oye, ¿qué pasa con tu actitud? Tener la disposición, el talante y la intención de querer pensar y ver solo lo bueno, de abandonar la queja y la rigidez mental, nos predisponen a manifestar lo que siempre fuimos.

Recuerda, lo que buscas te ha encontrado ya.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

Photo by Davide Ragusa

Photo by Davide Ragusa



AMARME

Amarme quiere decir que me deseo lo mejor, que siento tanto respeto hacia mí mismo que no soy capaz de prohibirme ni de limitarme. Amarme es permitirme ser quien soy, siempre y en todo momento. Es no rechazar mi luz ni mis dones. Amarme es ser humilde, es decir, reconocerme como un ser capaz, digno y poderoso. 

Amarme es tratarme con compasión. Es mirarme con los mismos ojos con los que me mira el Universo, y aquí, creo yo, es donde está el problema, en mi falta de fe en que soy amado incondicionalmente. Si dudo del amor de mi Padre, ¿cómo voy a amarme?

Amarme es nunca juzgarme. Ser incondicional, estar conmigo pase lo que pase. Es ver mi oscuridad con cariño. Es saber bien-tratarme.

Amarme es aprender a poner límites, a decir "no" sin arrugarme.

Amarme es confiar en mí y saberme suficiente. Es dejar ya de sentirme egoísta por amarme. Es liberarme de la carga de los trajes, asumir mis responsabilidades y soltar las que no me corresponden.

Amarme es alentarme, es no castigarme con pensamientos incesantes. Es regalarme tiempos de placer y de descanso. Es emocionarme, así, sin más, emocionarme. Es proponerme metas alcanzables. Es hablarme y escucharme.

Amarme es abrazarme. Es cuidarme, es ser paciente conmigo y darme tiempo, no atosigarme. Es dejar a mi vulnerabilidad que se muestre. Es saber que sé, que puedo y que merezco. 

Amarme es darme espacio en la vida, escucharme y apoyarme. Amarme es no tenerme miedo. Es verme entero y no en mitades. Amarme es siempre, no a veces o depende.

Amarme es ser valiente y, pese a todo, creer en mí.

Es ser agradecida conmigo. Es verme como un niño inocente. 

Amarme es saber que puedo amar y que estoy abierto a amarte. Es recibirte y darte. Es darme.

Feliz presente,

Almudena Migueláñez.

PREGUNTAS

Fue el actor Santi Senso, quién, a través de uno de sus Actos Íntimos: "Casta, Peste y Eternidad", me invitó esta semana a hacer una reflexión que hoy comparto contigo:

Como una punzada en el corazón, le escuché preguntar al público por aquello que querían, que queríamos dejar atrás, aquello que desearíamos borrar de nosotros, eso que nos intoxica, nos pudre y nos aliena. ¿Qué hay en mi que no quiero que me siga perteneciendo, que no quiero arrastrar más? El eco de las respuestas fue el mismo: el miedo. En forma de rabia, ira, soberbia o vanidad, pero sosteniendo sus mil formas, un único monstruo: el miedo.

El drama es saber lo que sabemos y no tener ni idea de qué hacer con ello ¿Cómo alejarnos de nuestro propio miedo? ¿de que forma escapar de toda esa porquería interna que nos impide ser desde el amor? ¿sé cómo decirle adiós? En realidad, no podemos huir del miedo, tampoco rechazarlo, menos aún ningunearlo. El miedo es una herramienta de nuestro ego, y es un mecanismo muy útil para profundizar en el amor, en el verdadero sentido de lo que nosotros somos. Es el medio para aumentar nuestra dosis de paz, alegría, amor, compasión y perdón. Es el miedo el que nos puede conducir a descubrir la pureza de nuestra Alma.

Estoy segura de que te encantaría deshacerte del miedo que tienes a soltar y a confiar. Sé que el apego te está matando. Que tu rabia, odio o rencor hacia él te provocan malestar. Sospecho que tu miedo a cambiar, a no lograrlo, a no ser capaz, te paraliza.  Matarías por sentirte en paz, por no tener miedo a ser quién eres. Desearías que la sombra de tu miedo te olvidara sin más, pero verás, el miedo no puede desaparecer, solo se puede transformar y polarizar en su opuesto, el amor.

Esa transformación necesita de tu compromiso, de tu poder interno para decidir verte y ver con otros ojos, con esos que solo saben mirar con amor, perdón y compasión. Un compromiso que te lleve a recoger todo ese miedo y angustia, a abrazarlos y a reconocerte como algo mucho mayor que ese niño asustado. 

Todo lo que está en mi y que me gustaría que no estuviera, permanece precisamente por mi deseo de no verlo, de no transformarlo y de no integrarlo. Todo lo que está en mi y que me gustaría que no estuviera, me está pidiendo una dosis de mi amor y de mi compasión.

Creo que todos sabemos ya qué es lo que necesitamos dejar atrás, qué es lo que no nos permite ser nuestra mejor versión, pero quizá, es el momento ya de preguntarnos si aceptamos lo que queremos olvidar y si sabemos y estamos dispuestos a transformarlo en verdadero amor.

Feliz presente.

Almudena Migueláñez.

AMA

"Cuando logras amar conscientemente sin caer en la trampa de la biología, entonces no te enamoras sino que te elevas en el amor" OSHO

Amo cuando no quiero:

Amar es distinto a querer. Amamos desde el Alma, queremos con el corazón y a veces el corazón no puede abrirse al amor porque está cubierto de dolor. Amar implica ser emocionalmente libre. El amor brota cuando he gestionado mi escasez y mi dependencia emocional: mi miedo, mis expectativas, mi necesidad, mi deseo y mi apego, mi posesión y mis celos.

Amo porque es lo que soy:

Amar no es una opción, no podemos elegirlo. Amar es permitirme irradiar lo que naturalmente ya existe dentro de mi. Por eso, para poderme manifestar en el amor, primero he tenido que despertar amándome. 

Amo si me amo:

Es la única condición. Yo no sé amar a otro si no sé lo que es amarme. Yo no sé lo que es desear por encima de todo que el otro se cumpla y sea feliz si yo no sé lo que es desear por encima de todo cumplirme y ser feliz.

Amo porque no necesito:

Amar es la libertad. Es nuestra capacidad para valorar y respetar, para ver al otro como lo que realmente es y no como lo que queremos que sea. Amar es no esperar, es no necesitar que el otro me dé.

Amo, sin más:  

Amar es dejar, es permitir, es no controlar. Es altruismo puro. El amor no tiene propósito y tampoco tiene razón. 

Amo porque sé que no poseo:

Solo podemos amar cuando nos damos cuenta de que no poseemos nada, de que el otro no es nada nuestro. De que todos somos, de que solo compartimos, de que solo nos reflejamos.

Amo cuando no estoy ciega:

El amor no es ciego, ni mucho menos. El amor ve perfectamente. Somos nosotros los que estamos ciegos. Los que queremos ver lo que no es y los que, constantemente, no nos permitimos ver lo que es.

Amo desde el autoconocimiento:

El amor brota en nosotros como consecuencia de un camino de autoconsciencia. Un camino interno de descubrimiento y conocimiento. Al realizar esta andadura, nos abrimos a descubrir el Alma. 

Amo porque no pienso:

Mi mente juzga, clasifica, decide, duda, limita. Amar necesita de fe y confianza, no de mente. Si pienso no amo. Si creo no amo. Si razono no amo.

¿Estás preparado para amar?

Feliz presente.

Almudena Migueláñez.